“Al despertarnos de las represiones del patriarcado, necesitamos reclamar lo sagrado femenino tanto por nuestra espiritualidad individual como por el bienestar del planeta. Nuestra devastación ecológica apunta a una cultura que ha olvidado lo sagrado de la tierra y de la Madre Divina, así como también ha negado la profunda comprensión femenina de la totalidad e interconexión de toda la vida. Y nuestra vida individual, a menudo atrapada en adicciones y carente de significado real, tiene hambre de volver a conectar con el alma, que siempre ha tenido una cualidad femenina. Y uniendo nuestro propio viaje y el del mundo está la antigua figura femenina del Alma del Mundo, el Anima Mundi, la presencia espiritual dentro de la creación”.